De noche me inundo en un mar de
sabanas y ahí puedo perderme tratando de rescatar el olor que busco desde que
no estás. De día salgo tratando de sentir el olor a pasto. El sol está ahí bien
brillante. Camino tanto que me sorprendo buscando nuevas calles para ver. Nuevos
caminos vendrán. Nuevos destinos. La sencillez de la luz y sus olores me
despiertan. Y ahí se siente tanto que es mejor guardar distancia. Quiero que
pase el día para ver la noche junto a sus estrellas cargadas de melancolía.
Es un momento. Unos cuantos
minutos imaginando una enorme cantidad de supuestos. Qué será. Cómo se resolverá este nudo. Pienso en lo bueno. En las personas que
comparten conmigo cada día y me siento inmenso.
Pero el desamor aparece pesado
invocando heridas que aun se sienten. Desde hace tiempo no creo en príncipes ni
en princesas. Ni en un amor heroico. Muchos menos en héroes. Aprendí que se
trata de construir de a dos. Y qué el amor no es materia de educación en las
escuelas. Lo dicho. Lo no dicho. Llegar a una meta. Lo que no fue. Entregar de
más. El cansancio. La alegría. Perder. Soltar. Ganar. Encontrar. Las amigas. Los
amigos. La soledad.
Aprendí que un abrazo sincero me
puede elevar y ayudarme a hacer pie. Que no cualquier piel activa el tacto. Que
el sol siempre estará ahí y que existen infinidad de pastos verdes para navegar
en supuestos.
El año está por terminar y los
segundos se hacen más largos. El tiempo no se detiene. La ciudad es caos. Es
justo la época del año donde se supone hacer balances. Pero no me importan los
balances mediocres. Esos que el capitalismo y la vida en sociedad imponen.
Entonces me pregunto si existirá algún
instrumento, alguna encuesta que mida el amor.
Que lleve el registro de la cantidad de horas en las que cada persona es feliz. Una vez un viejo sabio me dijo “El concepto de felicidad no se cuantifica”.
Que lleve el registro de la cantidad de horas en las que cada persona es feliz. Una vez un viejo sabio me dijo “El concepto de felicidad no se cuantifica”.
Entonces
es una decisión. Voy a levantar la copa de acá hasta el final del año para
brindar junto a mis seres queridos y los voy abrazar mucho para que sepan que
son mi cable a tierra.
mati, tu escritura cada vez es más tersa. Vas ganando mimos con palabras.
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