Hoy salió una publicación acerca del tratamiento de dos ginecólogas de
la provincia de Tucumán hacia una joven de veintiséis años que recurrió a un
centro medico. Está mujer llegó con un aborto en curso y en vez de ser recibida
y tratada, recibió maltrato psicológico, vulnerando así los derechos de la
paciente.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-200919-2012-08-13.html
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Como parte de un ejercicio hace un tiempo que trato de evitar hacer juicio de
valor a personas que accionan de cierta forma frente a determinados hechos pero
esta vez siento necesario hacerlo. Pienso en estas dos profesionales que
condenaron a una paciente, como si su labor fuera otra que nada tiene que ver
con sanar. ¿Quién puede realmente
decirle que esta bien o esta mal a una persona que decide sobre su cuerpo?,
¿donde está el secreto medico?, ¿qué ¨ser¨ supremo se encuentra alojado en
la capacidad de condenar las acciones ajenas?, ¿qué sucede cuando una profesión como la de medico crea una mente
dispuesta a cargar de prejuicios y condenar según le parezca a sus pacientes?
¿Es realmente justo esto? Me estaré equivocando al pensar que cualquiera de
nosotros tendría que tener la capacidad de decidir sobre nuestros cuerpos. Será
erróneo pensar que nadie y mucho menos un profesional al que se recurre por una
necesidad básica como lo es la salud tenga el derecho a cargar de personalismo las
acciones de cualquier persona. Hay que
tener cuidado con los que piensan que tienen la potestad de condenar las decisiones
personales. No puedo dejar de preguntarme cuando será el día en que se respete
a la mujer como se debe, corriéndolas de la imagen de ser sólo madre. Es increíble
lo adiestrados que estamos, una sociedad machista que concesiona derechos
mediante luchas culturales y sociales en las que hoy los cuerpos son las
principales victimas.