lunes, 24 de noviembre de 2014

Interior


Es positivo cuestionar las decisiones, esas que se toman pero quedan tendidas de supuestos e ilusiones. Pensé que mi deseo estaba intacto. Hoy los sentimientos son más racionales y con eso llega el frío.

La ansiedad es un desierto que se transita sin agua buscando llegar a destino, a ese safari dónde las imágenes de un futuro no muy lejano se aproximan. Una situación seguida de otra. Una sonrisa y un abrazo, el beso de la mañana, los cuerpos dormidos rozando emergiendo olores que me llenan, me abro paso entre los rulos de su pelo, cuento alguna de las pecas de su espalda para terminar perdido entre tanto sentir. Ahí me siento chiquito. Ahí me siento inmenso. Ahí me siento vulnerable. Ahí siento.

Ayer volviendo a casa apareció un deseo que venía de adentro. Comienza con un mareo, miles de palabras bajan, se van uniendo dentro pero tienen que salir, y se me revuelve el estomago y es casi un vomito. Saco un cuaderno de anotaciones de la mochila. No quiero olvidarme de nada. Pero ir escribiendo y llorando en el bondi no es lo mejor. Es pre feriado y los pibes no entienden de transformaciones estas noches.

https://www.youtube.com/watch?v=k_Fod1Z-d5s

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